Los alumnos de intercambio en Wiesbaden visitaron, junto con los alumnos alemanes, el Palacio Freudenberg, un palacio dedicado a los sentidos. En el Palacio los alumnos pusieron a prueba la capacidad de sus sentidos; trabajaron la sensibilidad, el equilibrio e incluso hicieron un pequeño concierto tocando algunos instrumentos. En el Palacio también había un laberinto completamente a oscuras para trabajar el sentido del oído.